Museo y Monumento Histórico Nacional
Justo José de Urquiza - Palacio San José
Este magnífico Palacio es la obra de uno de los héroes entrerrianos de mayor envergadura en el ámbito provincial y nacional, en cuyo escritorio se gestó la Constitución Nacional. La obra fue encomendada a un italiano, Jacinto Dellepiane, quien al poco tiempo de iniciarlo y por motivos que se desconocen lo abandonó.
Continúan la obra dos hermanos de apellido Fossatti, uno arquitecto y el otro escultor acompañados de tallistas, pintores, un jardinero y un herrero (todos extranjeros).
Su construcción demandó nueve años (1848-1857) y fue por siempre una de las obras de mayor suntuosidad. Tuvo el privilegio de ser la primera casa del país que contara con agua corriente y de ser iluminada con gas acetileno.
Su propietario la llamó Posta San José, pero con el tiempo, la exquisitez y la firmeza de la edificación hizo que sus visitantes comenzaran a llamarla El Palacio San José.
La estancia llegó a tener 2500 hectáreas de las cuales 20 fueron destinados a parques, jardines y una gran quinta de frutales. En medio de éstos se sitúa el casco principal en cuya suntuosa arquitectura se adivina una armónica mezcla de estilo renacentista italiano.
La historia de sus salas...
Para conocer este imponente edificio se organizan visitas guiadas. Los amantes de la historia, ávidos de conocer en su fibra más íntima los hechos que marcaron profundas huellas en el destino de la Nación Argentina, encontrarán en este sitio un lugar en el que el tiempo se ha suspendido allá por el 1800.
Sus enormes habitaciones, salas, cocinas, pasillos y galerías han quedado tal como estaban dispuestas a la muerte de su dueño. El silencioso misterio que se esconde en muebles, muros y efectos personales de la familia hacen que, ya en el 2000, este majestuoso lugar sea un reducto de incalculable valor histórico, en donde el viajero podrá escuchar historias que susurran todos los rincones de este mágico condominio.
En los patios, que se conservan según la disposición original, pueden apreciarse anquilosadas estatuas de cuyos rígidos gestos parecen brotar un sinnúmero de anécdotas, conversaciones, tristezas y alegrías, de más de 150 años de existencia. Además, en esos antiguos patios se alzan imponenetes jaulas vacías, en las que en otra época de lujo y esplendor habitaban exóticas aves.
Cabe destacar que dentro de los muros del Palacio se gestó un hecho trascendental para nuestro país, la Organización Nacional y se firmaron tratados internacionales de gran envergadura para la historia Argentina.